Claudio Pizarro llegó sorpresivamente a Lima para ver el triunfo de su caballo Müller

El “Bombardero” había estado en Nueva York observando el “Belmont Stakes”, una carrera correspondiente a la tercera corona del tour de Estados Unidos, pero vino a Lima a ver a Müller.
Este caballo hizo sufrir más de la cuenta a Pizarro. Su arranque no había sido esperanzador. A mitad de la carrera estaba quedando rezagado, pero de pronto su ejemplar empezó a recuperarse. El delantero del Bayern se comía las uñas y escuchaba con atención la transmisión de la carrera. “Müller se acerca a meta, Müller agarra la curva. Müller arremete, dos cuerpos y se acerca al puntero. Se va acercando. ¡Por Dios, qué velocidad, qué remate. Ganó, ganó el mejor!”, sentenció el locutor.
Pizarro suspiró, abrazó a su esposa y saltó. Luego se confundió entre los abrazos de felicitaciones de los socios que pasaban por su lado. Müller había ganado y el recinto hípico se convirtió en un festín. Las palmas se dirigían al dueño del caballo, quien realizó un viaje maratónico sólo con el afán de observar a su ejemplar dorado.
Acto seguido, el “Bombardero” bajó a recibir el premio. Sólo atinó a decir: “Vamos, tómenle fotos a este caballo que gana todo”. Posó junto al artífice de la faena y levantó el plato que lo distinguía como el mejor. Tal como lo hace en la Bundesliga, pero esta vez con hinchas hípicos a su alrededor.
El hipódromo ovacionaba “Müller, Müller”. Pizarro observaba y acompañaba el cántico. Subió al palco de socios y posó para muchos hinchas que lo observaban en vivo por primera vez. En dichas instalaciones se le intentó transportar al mundo futbolístico con preguntas sobre el clásico entre Alianza Lima y Universitario, pero el atacante ignoró en todo momento la ronda de prensa.
Sólo decía: “Déjenme celebrar este momento. Este mundo es fantástico, sufres más de la cuenta, pero ahora mírame: estoy contento. Con esto quiero invitar a muchas personas a la hípica, que amo tanto como al fútbol”, sentenció.
Se quedó celebrando y firmando autógrafos. Su sonrisa no se borraba con nada, mientras posaba al lado de la gente que quería tomarse una foto con él. Sus últimos comentarios fueron: “Mi caballo me demostró ser el mejor. Mi caballo ganó”.
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